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Donde ningún hombre se cree obligado a someterse a otro, y, en vez de cooperar en un gran plan, cada uno se apresura por caminos secundarios al beneficio privado, ningún gran cambio puede hacerse repentinamente; ni el conocimiento superior tiene mucho efecto, donde cada hombre resuelve usar sus propios ojos y su propio juicio, y cada uno aplaude su propia destreza y diligencia, en la medida en que se enriquece antes que su vecino.