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  • Él (Mahoma) sedujo al pueblo con promesas de placer carnal al que nos empuja la concupiscencia de la carne. Su enseñanza también contenía preceptos que estaban en conformidad con sus promesas, y dio rienda suelta al placer carnal. En todo esto, como no es de extrañar, fue obedecido por hombres carnales. En cuanto a las pruebas de la verdad de su doctrina, sólo aportaba aquellas que podían ser captadas por la capacidad natural de cualquier persona con una sabiduría muy modesta. En efecto, las verdades que enseñaba las mezclaba con muchas fábulas y con doctrinas de la mayor falsedad.