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  • La mera posesión de una visión no es lo mismo que vivirla, ni podemos animar a otros con ella si nosotros mismos no comprendemos y seguimos sus verdades. El patrón del Gran Espíritu está sobre todos nosotros, pero si seguimos a nuestros propios espíritus desde dentro, nuestro patrón se vuelve más claro. Durante siglos, otros han buscado sus visiones. Se preparan para que, si el Creador desea que conozcan el propósito de su vida, entonces se revele una visión. Ser bendecidos con visiones no es suficiente... ¡debemos vivirlas!