Los modelos construidos con precisión para la estructura lingüística pueden desempeñar un papel importante, tanto negativo como positivo, en el propio proceso de descubrimiento. Al llevar una formulación precisa pero inadecuada a una conclusión inaceptable, a menudo podemos exponer la fuente exacta de esta inadecuación y, en consecuencia, obtener una comprensión profunda de los datos lingüísticos. Desde un punto de vista más positivo, una teoría formalizada puede aportar automáticamente soluciones a muchos problemas distintos de aquellos para los que fue explícitamente concebida.