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Una vez en el plató, cada uno hacía un trabajo distinto. Yo me ocupaba más de los aspectos técnicos, el encuadre y el trabajo de cámara, y ella trabajaba más con los actores. Marjane [Satrapi] y yo no dejamos de hablar una vez que estamos en el plató. Seguimos hablando. Definimos cuáles van a ser nuestros papeles en el plató, porque tener una serpiente con dos cabezas es una tontería.