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La profesora siempre me ponía como ejemplo para la clase de buen inglés y buena narración porque todos teníamos que escribir las mismas historias. Pero solía hacerme salir al frente -cosa que yo odiaba- y leer mi historia a la clase y recibía grandes aplausos. No por quién era yo, sino porque realmente disfrutaban con las historias que escribía.