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Luché y jugué al fútbol en el instituto y, en mi último año, empecé como luchador y, de hecho, tuve un récord bastante bueno. Pero odiaba perder. Siempre di todo lo que tenía y, por desgracia, no fue tanto como esperaba. Pero ten en cuenta que siento que saqué el máximo partido de mi capacidad. Un momento que fue especial por encima de todos los demás fue ganar mi último combate en la Academia Naval para terminar todo el verano invicto. Aquello fue emocionante, pero, además, me ayudó en la cárcel, porque la primera vez que me golpearon los vietnamitas no fue un shock total.