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Casi todas las cosas buenas de la vida son gratis o casi gratis. No tienes que pagar por el cielo por la noche, ni por la nieve por la mañana, ni por un beso en la nariz cuando estás enfermo. Olvidar eso puede ponerte a merced de quienes buscan lucrarse convenciéndote de que quieras lo que sea que tengan que venderte.