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  • Emmett Till y yo teníamos casi la misma edad. Una semana después de su asesinato... ...me paré en una esquina con una pandilla de muchachos, mirando fotos de él en los periódicos y revistas negras. En una, estaba riendo y feliz. En la otra, tenía la cabeza hinchada y golpeada, los ojos salidos de las órbitas y la boca retorcida y rota... No podía quitarme a Emmett Till de la cabeza, hasta que una noche se me ocurrió una forma de vengarme de los blancos por su muerte.

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