Autores:
  • Además de escribir, he estado aprendiendo a "revelar" mis propias placas fotográficas, y no tengo una prenda de ropa o un dedo expuesto que no esté manchado. Me siento durante horas en un cuarto oscuro como si fuera un Fausto muy anciano en algún conjuro espantoso, y salgo de allí, cegado por la luz, como un prisionero de la Bastilla. Y sin embargo, no tengo éxito.