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Los habitantes de las Malvinas, como los del Reino Unido, son una raza insular. Son pocos, pero tienen derecho a vivir en paz, a elegir su propio modo de vida y a determinar su lealtad. Su modo de vida es británico; su lealtad, a la Corona. El deseo del pueblo británico y el deber del Gobierno de Su Majestad es hacer todo lo posible para defender ese derecho. Esa será nuestra esperanza y nuestro esfuerzo y, creo, la determinación de todos los miembros de esta Cámara.