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  • ¿Sabes lo que nunca consigo con la limusina? Los cristales tintados. ¿Es para que la gente no te vea? Sí, qué mejor manera de que la gente no se fije en ti que coger un Cadillac de nueve metros con antena de TV y conductor uniformado. Qué discreto. A nadie le importa quién va en la limusina. Si ves pasar una limusina, sabes que o es un imbécil rico o cincuenta chicos del baile con 1,75 dólares cada uno.