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Creo que mi primera impresión (de Bix Beiderbecke) fue la más duradera. Recuerdo claramente que pensé: "¿De qué planeta viene este tipo? ¿Es del espacio exterior? Nunca había oído nada parecido a su forma de tocar, ni en Chicago ni en ningún sitio. El tono... tenía ese maravilloso tono de corneta. Podría haber tocado en una orquesta sinfónica con ese tono. Pero también los intervalos que tocaba, las figuras... lo que demonios hiciera. Había un refinamiento en su forma de tocar. En aquella época yo tocaba una trompeta pequeña y podía tocar de memoria todos los solos de sus discos.