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El discurso más conmovedor que he oído nunca fue el de Hugh Gaitskell diciendo que "lucharía, lucharía y volvería a luchar para salvar el partido que amamos". Ese era el mensaje correcto en 1960, y creo que sigue siéndolo hoy.
El discurso más conmovedor que he oído nunca fue el de Hugh Gaitskell diciendo que "lucharía, lucharía y volvería a luchar para salvar el partido que amamos". Ese era el mensaje correcto en 1960, y creo que sigue siéndolo hoy.