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  • A veces descuelgo el teléfono, escucho el nombre de alias de la persona que llama en frío, lo repito varias veces en tono incrédulo y luego -¡pum! - finjo reconocerlos. Les pregunto si se acuerdan del infierno que pasamos en el campamento de verano de 1985 cuando prendimos fuego al cobertizo de madera, y sigo inventándome cosas y sigo y sigo hasta que acaban dando por terminada la llamada.

    Fuente: www.independent.co.uk