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  • Cuando el New Yorker rechazó un trabajo, lo hizo de una forma tan elaboradamente caballerosa, disculpándose por su propia miopía. No cabe duda de que era culpa suya, pero por alguna razón no estaba a la altura del altísimo nivel que usted mismo se ha impuesto con su trabajo. Tenían una forma de rechazar mi trabajo que me hacía sentir lástima por ellos.

    "El humor tiene que sorprendernos, si no, no tiene gracia". Entrevista con George Plimpton, blankonblank.org. 28 de noviembre de 1994.