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He aprendido tanto a escribir sobre mi pueblo escuchando blues, jazz y espirituales como leyendo novelas. Las sutilezas del saxo tenor de Lester Young, los sonidos cristalinos, inquietantes y siempre en busca de John Coltrane, la suavidad y la violencia de la big band de Count Basie... todo ello ha disparado mi imaginación tanto como cualquier otra cosa de la literatura.