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  • Se rumoreaba, en 1946, que el verdugo de Nuremberg ajustaba los lazos de algunos condenados para aumentar el dolor de la asfixia. Tal sadismo no era necesario entonces y no lo es ahora. Pero si la fornicación está mal, no se puede negar que puede producir placer. La muerte de Saddam Hussein al final de la cuerda produce un placer innegable y absolutamente casto.

    "Spare Thoughts on Saddam" by William F. Buckley Jr., www.nationalreview.com. December 29, 2006.