-
Se rumoreaba, en 1946, que el verdugo de Nuremberg ajustaba los lazos de algunos condenados para aumentar el dolor de la asfixia. Tal sadismo no era necesario entonces y no lo es ahora. Pero si la fornicación está mal, no se puede negar que puede producir placer. La muerte de Saddam Hussein al final de la cuerda produce un placer innegable y absolutamente casto.