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  • Está claro, pues, que cualquiera que sea la herencia genética que tengamos, no es una camisa de fuerza que nos atrape para siempre en los modos "bestiales" de nuestros antepasados. La evolución nos dice de dónde venimos, no adónde podemos ir.

    Jerry A. Coyne (2009). “Why Evolution is True”, p.251, Oxford University Press, USA