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  • La fe cristiana no implica reprimir la propia ansiedad para parecer fuerte. Por el contrario, significa reconocer la propia debilidad, aceptar la verdad interior sobre uno mismo, confesar la propia ansiedad y seguir creyendo, es decir, que el cristiano no confía en sus propias fuerzas, sino en la gracia de Dios.

    Paul Tournier (2012). “Learn to Grow Old”, p.222, Wipf and Stock Publishers