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Una de las leyes de la vida es que, en cuanto se cierra una puerta, se abre otra. Pero lo trágico es que nos fijamos en la puerta cerrada y pasamos por alto la abierta.
Una de las leyes de la vida es que, en cuanto se cierra una puerta, se abre otra. Pero lo trágico es que nos fijamos en la puerta cerrada y pasamos por alto la abierta.