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Era cuestión de no ver el bosque por los árboles. En Irlanda siempre ha habido canciones gloriosas, pero muchas de ellas eran tan populares que sólo las cantaban los borrachos en las bodas. No tenían ningún respeto por la canción. Así que elegí 14 canciones con las que había crecido, canciones con grandes melodías. Después de 35 años como compositor, aprecio el valor de una buena melodía porque sé lo difícil que es escribir una. Así que las presenté de una forma nueva, con piano, teclados, cuerdas y una sección rítmica contemporánea. Traté la melodía con un poco de dignidad y un poco de estilo.