Por supuesto, el New Deal nunca se replanteó las draconianas políticas racistas de restricción de la inmigración de los años 20, pero su base electoral se apoyaba en gran medida en los votantes "étnicos", cuyo activismo fue a la vez acorralado y recompensado por los demócratas. Los europeos del sur y del este fueron incluidos como líderes secundarios de los nuevos sindicatos industriales y como ciudadanos con derecho a la seguridad social, a la compensación por desempleo y a la protección de unas normas laborales justas, aunque los trabajadores de color quedaran en gran medida excluidos de las áreas clave del estado del bienestar.