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Sin duda, hay niños con deficiencias intelectuales o problemas neurológicos. Pero muchos de los que son enviados a clases de educación especial son deficientes sólo por su voluntad de ajustarse al modelo escolar. Son simplemente niños honestos y valientes que dicen: "No voy a aceptar eso y no creo en lo que estáis haciendo". Si les das una alternativa al aula habitual, se liberan de muchas inhibiciones y malas asociaciones, y empiezan a aprender.