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A veces pienso que, como soltera, es fácil atarse a la mentalidad de que mi futuro marido vendrá montado en un caballo blanco, sabré que es el elegido y empezaremos nuestra vida juntos. Eso le pasa a la gente de vez en cuando. He oído hablar de eso -nunca he salido con nadie y luego aparece esa persona-, pero no es probable que ocurra.