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Estaba escribiendo un libro de crítica cinematográfica sobre Sergio Corbucci, el director del Django original. Así que me estaba sumergiendo en su mundo. Hacia el final de la gira de prensa de Malditos bastardos estuve en Japón. Los spaghetti westerns son muy populares allí, así que me hice con un montón de bandas sonoras y me pasé el día libre escuchando todas esas partituras. Y de repente se me ocurrió la escena inicial.