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Para que el hombre interior sea fortalecido con poder a través del Espíritu Santo, los hijos de Dios deben cumplir con su responsabilidad. Necesitan rendirse específicamente al Señor, abandonar todo aspecto dudoso en su vida, estar dispuestos a obedecer plenamente la voluntad de Dios, y creer a través de la oración que Él inundará su espíritu con Su poder.