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Atribuir a Dios, y no a uno mismo, todo lo bueno que uno ve en sí mismo; pero reconocer siempre que el mal es obra propia, e imputarlo a uno mismo.
Atribuir a Dios, y no a uno mismo, todo lo bueno que uno ve en sí mismo; pero reconocer siempre que el mal es obra propia, e imputarlo a uno mismo.