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Tras una década de despilfarro, el pueblo estadounidense está cansado de los políticos que hablan pero no actúan cuando se trata de responsabilidad fiscal. Es fácil ponerse delante de las cámaras y despotricar contra los déficits desorbitados. Lo difícil es controlar los déficits. Pero eso es lo que debemos hacer. Al igual que las familias de todo el país, tenemos que asumir la responsabilidad de cada dólar que gastamos.