-
Uno puede enamorarse tan a menudo como a un árbol le crecen hojas. Es perfectamente natural, pero no está exento de culpa y complicaciones, a menos que uno se tome a sí mismo por una hoja.
Uno puede enamorarse tan a menudo como a un árbol le crecen hojas. Es perfectamente natural, pero no está exento de culpa y complicaciones, a menos que uno se tome a sí mismo por una hoja.