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Ser músico es un gran privilegio, pero también una gran responsabilidad. Hay que pensar que ser músico es un don, un regalo de la Naturaleza. No hay mayor mérito en nosotros que amar este regalo con respeto y devoción y hacer todo lo posible para honrar ese regalo con trabajo y más trabajo. Debemos trabajar con convicción y humildad, buscando la belleza, la sencillez y la Verdad. Y a nosotros, los músicos, nos corresponde hacer todo lo que esté en nuestra mano por un mundo mejor. La música debe llevar el mensaje de la belleza, del amor y de la paz.