La última iniciativa energética de nuestro presidente fue ir a Arabia Saudí y rogar al rey Abdullah que nos aliviara un poco los precios de la gasolina. Supongo que había algo de justicia en ello. Cuando usted, el presidente, después del 11-S, le dice al país que vaya de compras en lugar de abrocharse el cinturón para acabar con nuestra adicción al petróleo, termina con usted, el presidente, yendo de compras por el mundo en busca de gasolina con descuento.