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Una faceta surrealista y, en última instancia, repugnante del fiasco de Irak es el desfase entre el momento en que un hecho se hace evidente y el momento en que los artífices del fiasco reconocen ese hecho.
Una faceta surrealista y, en última instancia, repugnante del fiasco de Irak es el desfase entre el momento en que un hecho se hace evidente y el momento en que los artífices del fiasco reconocen ese hecho.