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  • ¿Quién puede asegurarnos que mañana estaremos vivos? Escuchemos la voz de nuestra conciencia, la voz del profeta real: "Hoy, si oyes la voz de Dios, no endurezcas tu corazón". No pospongamos de un momento a otro (lo que debemos hacer) porque el (próximo momento) aún no es nuestro.