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Todas las combinaciones y asociaciones, bajo cualquier carácter plausible, con el verdadero designio de dirigir, controlar, contrarrestar o entorpecer la deliberación y acción regulares de las autoridades constituidas, son destructivas de este principio fundamental y de tendencia fatal. Sirven para organizar la facción, para darle una fuerza artificial y extraordinaria; para poner, en lugar de la voluntad delegada de la nación, la voluntad de un partido, a menudo una pequeña pero astuta y emprendedora minoría de la comunidad.