Piensen en los grandes espíritus de los últimos 50 años: Ghandi asesinado, no por un musulmán pakistaní, sino por uno de sus propios hindúes, que le odiaba porque quería la India para los musulmanes, los sijs, para todos; Sadat, asesinado por la organización que ahora dirige el número 2 del Sr. Bin Laden, no por un israelí, sino por un egipcio. Mi amigo Yitzhak Rabin, después de toda una vida defendiendo Israel, asesinado, no por un terrorista palestino, sino por un israelí furioso porque quería dejar las armas y aceptar la paz... Los fanáticos se definen por sus odios; las personas libres, por su humanidad.