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En el viaje nocturno a través del lago Wular, una pequeña tormenta me hizo preocuparme por la seguridad de mi manuscrito (Rajatarangini). Parecía como si la diosa de la sabiduría - Sharada, representada por las aguas de Cachemira, no quisiera dejarme secuestrar el manuscrito. Es lo que le ocurrió hace 1200 años al peregrino chino Hiuen-Tsang, que tuvo que abandonar su manuscrito sánscrito en el furioso río Indo.