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Tras el rescate de 700.000 millones de dólares, el estímulo de un billón de dólares y el enorme proyecto de ley presupuestaria con más de 9.000 asignaciones, muchos de ustedes imploraron a Washington que por favor dejara de gastar dinero que no tenemos. Pero en lugar de recortar, asistimos a una explosión sin precedentes del gasto público y de la deuda. No se parece a nada que hayamos visto antes en la historia del país.