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Me convertí en un fan incondicional de Batman cuando tenía ocho años. Lo que tenía claro, la razón por la que me gustaba más que Superman o Spiderman o Hulk o quien fuera, era el hecho de que era humano, y podía identificarme con él, y realmente creía firmemente en ese personaje. En el fondo de mi corazón, cuando tenía ocho años, creía que si estudiaba mucho y me esforzaba mucho, y si mi padre me compraba un coche guay, podría ser ese tipo.