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Después de los siete años, empecé a vivir entre mi padre en Alaska y mi madre en Baltimore. Cada tres o cuatro meses, volaba los 8.000 kilómetros que separaban a ambos. Y habiendo crecido en Alaska, Baltimore era asombrosa.
Después de los siete años, empecé a vivir entre mi padre en Alaska y mi madre en Baltimore. Cada tres o cuatro meses, volaba los 8.000 kilómetros que separaban a ambos. Y habiendo crecido en Alaska, Baltimore era asombrosa.