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Cuando mi padre empezó a trabajar con el Presidente John. F.Kennedy, nos trasladamos a Washington, D.C. Tuve la suerte en mis años preadolescentes, mientras se desarrollaba mi conciencia social y política, de vivir en el epicentro de ese momento dinámico, idealista e inspirador de la historia política de EE.UU., con su ethos de responsabilidad personal y cívica, resumido tan sucintamente en su exhortación: "No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino pregunta qué puedes hacer tú por tu país".