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Creo que Eleanor Roosevelt siempre se sintió increíblemente cómoda escribiendo cartas. Quiero decir, ella tenía el hábito de escribir cartas. Y ahí es donde permitía que sus fantasías florecieran. Ahí es donde ella permitió que sus emociones evolucionen realmente. Y ahí es donde se permitía expresarse plenamente, y a veces caprichosamente, muy a menudo románticamente. Y realmente comienza con sus cartas a su padre, que es de toda la vida su amor primario.