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Los directores solían ser muy amables y yo me portaba bien, así que me sentaba allí a ensayar. Eso me permitía ver el proceso, no solo el resultado, la alfombra roja y todas las cosas maravillosas y divertidas que ocurren después, sino también los entresijos, el meollo de la cuestión: "Vamos a intentar construir este personaje a partir de la página", los ensayos técnicos.