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Puede que la gente siga siendo consciente de las diferencias, pero las acepta mejor que en los años 70 y 80, aunque el trasfondo sigue ahí. Quizá ya no haya insultos racistas, ni petardos en los buzones, la distinción es mucho más sutil.
Puede que la gente siga siendo consciente de las diferencias, pero las acepta mejor que en los años 70 y 80, aunque el trasfondo sigue ahí. Quizá ya no haya insultos racistas, ni petardos en los buzones, la distinción es mucho más sutil.