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Volar siendo musulmán ya es de por sí angustioso. Cada vez que me preparo para volar, tengo que asegurarme de que no se me note en la cara la ansiedad que siento por todas las miradas que recibo desde el momento en que entro en el aeropuerto. Esto es lo que experimentan todas las mujeres con hiyab o los hombres musulmanes con barba. Pero no estamos solos: Los hombres sijs que llevan turbante experimentan la misma ansiedad porque se enfrentan a la islamofobia por el hecho de ser percibidos como musulmanes.