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Era propietario de un pequeño negocio, padre y marido y vivía en las afueras. Llevaba una vida aburrida hasta que Post Secret le dio la vuelta a la tortilla. Imprimí 3.000 postales con la dirección impresa y las repartí a la gente por la calle, invitándoles a escribir un secreto en la postal de forma anónima y enviármela por correo. Recibí muchas sorpresas.