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Crecimos como una familia de negacionistas. Y la gente que nos conocía desde hacía años se quedó atónita cuando salió "El Gran Santini", porque teníamos esa apariencia de ser una familia feliz, numerosa y sonriente. Nos enseñaron a sonreír, a poner la mejor cara. Así que cuando salió el libro, papá nos dio una paliza, nadie me creyó.