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En ese lado chocolate de la ciudad, en mi bendita ciudad de Sacramento, California - ese fue el comienzo de mis escalofríos de muerte, por eso Kierkegaard y Kafka empezaron a tener sentido para mí cuando era muy, muy joven - ese sentido radical fragilidad de la vida e inevitabilidad de la muerte; esos camiones viniendo, si el camión venía al mismo tiempo yo estaba en el puente, yo estaba en el arroyo - mi cuerpo sería la delicia culinaria de los gusanos terrestres.