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Estados Unidos no es el policía del mundo. Ocurren cosas terribles en todo el mundo y está fuera de nuestro alcance corregir cada error. Pero cuando, con un esfuerzo y un riesgo modestos, podemos evitar que unos niños mueran gaseados y, con ello, hacer que nuestros propios hijos estén más seguros a largo plazo, creo que debemos actuar.