La revolución de las comunicaciones ha proporcionado a millones de personas un conocimiento más amplio y detallado del mundo. Gracias a la tecnología, los ciudadanos de a pie disfrutan de un acceso a la información que antes sólo estaba al alcance de las élites y los Estados-nación. Una consecuencia de este cambio es que los ciudadanos han tomado conciencia de la destrucción del medio ambiente, la pobreza arraigada, las catástrofes sanitarias, las violaciones de los derechos humanos, el fracaso de los sistemas educativos y la escalada de la violencia. Otra consecuencia es que la gente dispone de poderosas herramientas de comunicación para coordinar los esfuerzos encaminados a atajar esos problemas.